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¿Cómo dijo?



     Nuestra lengua está influenciada por la tecnología y los adelantos en todos los campos del saber y es natural y aceptable que nuevos vocablos se incorporen al lenguaje. Sin ánimo de ser purista, considero que si existe un perfecto equivalente en español, entonces ¿Por qué la insistencia de apegarse al término prestado? 


     Todo aquel que visita una ferretería incurre en ese pecado mortal: dame un breaker (disyuntor o ruptor, según el diccionario Webster) y un suiche (nuestra versión del término inglés switch). También necesito un checker (válvula anti retorno, según el diccionario técnico consultado), una mecha (broca es el término adecuado; mecha es la de las velas y ¡los cartuchos de dinamita!) pa’ concreto y tres pares de o-rings (empacaduras anulares, ¡señor mío!). También necesito un relé (relay en inglés; relevador en español) pal'guinche (winch en inglés; cabrestante o malacate, en español). 


     Si vamos al taller mecánico, la cosa es de aúpa. Escuchamos al mecánico que no encuentra el rache (ratchetwrench en inglés; llave de cubos en español, según Mecánica Popular) y que te dice“a ese carro se le fundió la suichera (el interruptor de la llave de encendido), tiene el cárter (depósito principal de aceite del motor) perforado y el sector (caja de control de la dirección manual o hidráulica) bota aceite”. “Ramuncho, traéte el gato e’ caimán”, y allí se te pone la carne de gallina, pues seguro crees que verás a un caimán vivo meterse bajo el auto para levantarlo. Tenemos que bajarle el croche(clutch en inglés; embrague en español) y sustituirle la guaya (nuestra versión del término inglés wire). Después de escuchar esto y cuando te llega la factura de la reparación, tú quedas de hospital o de muerte lenta, ¡una de las dos!

Autor: M. Sc. Jesús Navas Bruzual
Lingüista & Traductor


 

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