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¡Venezolanismos!



     Hablar “venezolano” implica recurrir a una infinidad de expresiones vernáculas e idiosincráticas que hacen perfecto sentido para nosotros, aunque se vean altisonantes en otras latitudes y no guarden mucha relación con la realidad. Tenemos así a los “arroceros”,que no comen arroz, sino que se cuelan sin invitación en los “bonches” (las fiestas) y agotan los pasapalos y otros entremeses (¡vivísimos ellos!). Muchos estamos casados con una “costilla” (¡sí, esa que nos quitó Papá Dios!), mientras que otros siguen “achantados” (pasivos) esperando a la chica de sus sueños. Cuando estamos “limpios” (¡no bañaditos, sino sin un centavo!), siempre podemos contar con la “colita” (el aventón, como dicen los manitos) de un “compinche” (amigo).


      Muchos tienen su “cambur” (un cargo público) en alguna institución oficial, mientras otros tienen más de una “chamba” (empleo) y otros están a la espera de un “chancecito” (una oportunidad) para “matar un tigre” (¡o varios a la vez!),pero sin excepción, todos tememos ser “caribeados” (engañados o estafados), aunque en ocasiones, más de uno ha “echado un carro” (¡irse sin pagar, vivaracho!) en algún comercio o ha corrido con la mala suerte de adquirir algo “chimbo” (un artículo falso o de mala calidad), que le echa a perder el día. Algo inevitable para todos es “bajarse de la mula” (¡pagar por algo gratuito, que bien!) cuando la necesidad así lo requiere.


     Esto es parte de nuestro diario devenir lingüístico, expresiones tan cotidianas que las usamos sin pensar, pero que sin duda describen con lujo de detalles aquello que queremos dar a entender, así que no se apene y úselas¡pues son nuestra indiscutible marca de fábrica!

Autor: M. Sc. Jesús Navas Bruzual
Lingüista & Traductor
 IUTIRLA Extensión Cumaná


 

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