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¿Y… los reales?


             Dinero, dinero, dinero, dinero vil metal… Así lo predica el poeta Serrat en una de sus muy agradables y aleccionadoras coplas y no se equivoca. Antes del cambio a nuestro actual signo monetario, los billetes en Venezuela tenían sus apodos, ahí, al ladito de la denominación oficial. Un billete de Bs.100 de los antiguos era conocido como un “marrón”, por su tono predominante; el de Bs 500 era una orquídea, pues nuestra flor nacional campeaba en su reverso y el famoso billetico de Bs. 5 era para los pavos un “cachete”, así como para nuestros abuelos la moneda de Bs. 5 acuñada en plata esterlina era un “fuerte” ¡y realmente lo era!

            Los pavos de ese momento crearon su argot para referirse a ciertas cantidades de ese signo monetario. La expresión “cinco tablas”, (no de roble ni de apamate, ¡ojo!) se refería a cinco billetes de Bs. 100. Lo mismo se aplicaba para cantidades mayores. Siete “palos” y no precisamente de ron, eran el equivalente a… ¡siete millones de bolívares de los viejos!


            Si nos embarcamos en el autobús y nos vamos a la tierra del sol amado, allí oiremos a los marabinos referirse a los “cobritos” para significar el dinero nuestro de cada día y si decidimos hacer un poquito de turismo y nos vamos a la tierra de los “manitos”, los escucharemos hablar continuamente de la “lana”; no se refieren al abrigo. Una vez más, hablan de los reales. Igual sucede en Argentina, donde coloquialmente, la “guita” son los pesos. Eso es causa común en las lenguas romance y tales denominativos, que conforman un subestándard lingüístico, abundan. Aún en España, cuna de Cervantes y sitial de la Real Academia de la Lengua y donde el euro es la moneda propia de la comunidad europea, a ese signo monetario se le denomina “pasta”: (¡uufff, eso te va a costar un pastón!) y “l’argent” (¡beaucoup d’argent!) en la tierra de los vinos y los quesos. Pero una vez más, son las cosas de la lengua. En todo caso, si usted tiene cobres, biyuyos o lochitas, considérese afortunado y úselos sabiamente.

Por: M. Sc. Jesús Navas Bruzual
Lingüista & Traductor
 IUTIRLA Extensión Cumaná



 

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